lunes, 4 de noviembre de 2019

Acertijo.

En la antigua ciudad de Damasco, hace ya más de 1000 años, vivió un mercader llamado Shiram. Shiram comerciaba con seda, especias, metales preciosos, rubíes, zafiros...

Resultado de imagen de balanza siglo XV
Balanza antigua.
Cierto día un cliente le compró un enorme rubí del tamaño de un huevo de gallina. Le pagó con 12 monedas de oro. Todo iba bien hasta que Shiram llegó a casa.
  • ¡Shélima, cariño, mira lo que traigo! ¡He conseguido vender el rubí aquel tan grande que nadie me quería comprar!
  • ¡Alabado sea Dios! ¡Qué alegría! ¡Has pesado las monedas para ver si son reales? No vaya a ser que a alguna le falte algo de oro.
  • Pues no, no las he pesado. Me he fiado de la persona a la que he vendido el rubí.
  • Anda que... Ya te vale. Venga, trae, que vamos a ver si te han engañado o no.
Shélima se puso a pesar con una balanza las monedas. Y en solo tres pesajes, sin utilizar ninguna pesa, pudo averiguar que, para desgracia de su marido y de ella misma, habían sido engañados. Una moneda pesaba menos que las demás.

La pregunta es: ¿cómo consiguió Shélima averiguar solo con tres pesajes qué moneda era la que pesaba menos?

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