Felipe II. Primera entrega.

Felipe II era hijo de Carlos I y de Isabel de Portugal. Nació en 1527 y murió en 1598. Durante su reinado el Imperio Español alcanzó su máxima extensión (ver mapa), ya que durante esta época Portugal estuvo bajo el mando de los reyes de España.

Se han escrito libros y libros acerca de la figura de Felipe II. Aquí vamos a dar una visión muy general de él, tomando como ejes vertebradores los principales hechos de su vida y reinado.

Felipe II de niño.

Isabel I, madre de Felipe II.

Felipe II fue educado por su madre hasta los siete años. Después su instrucción quedó a cargo de los mejores maestros del reino, que le enseñaron latín, ciencias, geografía, historia... Felipe era inteligente, y aprendía rápido y bien. Se le daba genial casi todo; casi todo menos... los idiomas. Jamás llegó a aprender francés o inglés; y tampoco italiano, por más que sus maestros lo intentaron. Solo aprendió portugués; y ello debido a que su madre y su aya le hablaban en este idioma. Esta carencia en el aprendizaje de lenguas le traería problemas en un futuro. Pero ya veremos luego.

Aficiones de Felipe II.

Para saber cómo es alguien viene muy bien echar un ojo a sus aficiones. Desde niño Felipe mostró interés por un montón de disciplinas:

Vihuela siglo XVI.

• Botánica. Al príncipe le encantaban las plantas de todo tipo. A lo largo de su vida hizo plantar varios jardines en los que se podían encontrar especies provenientes de todos los confines de su imperio. 
• Literatura.  Felipe era una persona muy curiosa que por encima de todo deseaba saber. Por eso pasaba varias horas al día leyendo libros de muy diverso tipo: tratados de filosofía y astronomía; volúmenes de arquitectura, poesía, geografía, química... Ello hizo que acabara siendo un sabio. Posiblemente uno de los hombres más sabios de su tiempo. Terminó por reunir una enorme biblioteca que dejaba a todos consultar, para que todos pudieran aprender. 
• La caza y la pesca. Felipe era un experto cazador. Según cuentan lo que más le gustaba era coger su caballo y pegarse 6 ó 7 horas por la sierra cabalgando y abatiendo animales, ya fuera con la ballesta (para la caza menor: conejos, aves y demás) o con jabalina (para lobos, osos, ciervos y jabalíes). Era tan bueno cazando que su padre llegó a ponerle un cupo máximo de animales por semana con objeto de que no esquilmase los bosques y cotos reales. 
• Música y danza. Felipe II amaba la música. Aprendió a tocar varios instrumentos (entre ellos la vihuela, que es bastante difícil) y disfrutaba de la compañía de músicos y compositores. También era un notable bailarín.
• Pintura. No sabemos si Felipe II pintaba bien o no, puesto que hasta nuestros días no nos ha llegado ningún dibujo suyo. Lo que sí sabemos es que amaba la pintura. Durante toda su vida coleccionó cuadros de muy diversos autores, todos de gran calidad. Cuadros de Tiziano, de El Bosco o de Patinir. A Felipe le gustaba pararse a contemplar estas obras, disfrutando con el examen de las mismas.
• Arquitectura. Felipe II sentía fascinación por cómo el hombre podía levantar edificios, iglesias, puentes, murallas... Ello le llevó a interesarse por la arquitectura, participando activamente en el diseño de varios edificios a lo largo de su reinado: Alcázar real de Madrid (ya desaparecido); monasterio de El Escorial; Palacios de El Pardo y Valsaín; etc.

El Jardín de las delicias. Cuadro favorito de Felipe II.

Muerte de su madre.

Felipe había sido un niño feliz, hasta la mañana del 1 de mayo de 1539, cuando su madre, tras unos días de fiebre, fallece. Nadie esperaba que la emperetriz Isabel muriera. Este hecho supuso un duro golpe para el príncipe, que solo tenía 12 años. Nunca se recuperaría de semejante trauma. Según cuentan le cambió el carácter. Se volvió más callado y solitario y ya nunca volvió a ser el mismo. Se podría decir que aquel 1 de mayo Felipe dejó de ser niño para convertirse en hombre.

Primeras responsabilidades.

Felipe II en su juventud.

Tras la muerte de su madre Felipe se mudó su propia casa, y allí comenzó a vivir de forma independiente con sus servidores y criados. Su padre Carlos I empezó a dejarle gobernar cuando él estaba de viaje por Europa; y Felipe lo hizo realmente bien, demostrando a todos ser una persona inteligente, reflexiva y resolutiva. Por ello, tras este corto entrenamiento, su padre le encargó la primera misión relamente exigente: hacerse cargo del ducado de Milán. Ser duque de Milán era algo realmente importante, prácticamente convertirse en un rey del norte de Italia. Y una vez más, Felipe triunfó, desempeñando la tarea con éxito.

Viajes de juventud.

Entre 1540 y 1552 Felipe, por consejo de su padre, estuvo viajando por toda Europa. La idea era conocer de primera mano cómo eran los territorios que en un futuro le tocaría gobernar. Viajó por Italia, Suiza, Alemania, Francia, Países Bajos... El viaje le fue muy útil, ayudándole a conocer cómo latía Europa en aquella época: nobles, ciudades, territorios, alianzas, amigos y enemigos... En esta época se casa con su primera esposa, María Manuela de Portugal, que moriría tras dos años de matrimonio. Con ella tuvo un hijo, llamado Carlos, del que ya hablaremos más adelante.

María I, tía y esposa de Felipe II.

Felipe, rey de Inglaterra.

Ya hemos hablado que en el siglo XVI era muy frecuente que los reyes y príncipes se casaran con reinas y princesas por motivos políticos (y no por amor) Eso le sucedió a Felipe. Tras el fallecimiento de su primera esposa se casa con su tía segunda, María I, reina de Inglaterra. De esta manera se convirtió en Rey de Inglaterra hasta 1558, año en el que María murió. Como no habían tenido hijos, Felipe se volivó para España y nunca más fue rey de aquellas tierras.

Felipe, heredero de Carlos I.

Como bien recordaréis, Carlos I llegó a los 50 años agotado. De manera que abdicó en su hijo. Así, para el año 1552 Felipe II se convirtió en:

Rey de Castilla.
Rey de Aragón.
Rey de Nápoles, Sicilia y Cerdeña.
Soberano de los Países Bajos.
Duque de Milán.
Duque de Borgoña.

A todo esto hay que sumar los territorios conquistados en América y en el Pacífico. De ahí la famosa frase de Felipe II: "En mis dominios no se pone el sol" Cuando estaba anocheciendo en Castilla, ya era de día en las Islas Filipinas, por ejemplo. Era un imperio de talla mundial.

En la siguiente entrega hablaremos de los principales momentos en el reinado de Felipe II.