viernes, 20 de marzo de 2020

Relatos de Infancia. Rohald Dahl.

Rohald Dahl es uno de los escritores más famosos en lengua inglesa, en lo referente a literatura juvenil e infantil. Escribió libros como "Charlie y la fábrica de chocolate" o "Matilda". Éste texto que os muestro a continuación es un extracto de "Relatos de infancia" (Boy) Espero que os guste:

Durante todo mi primer curso interno en el colegio de Saint Peters no me abandonó la morriña o nostalgia de mi casa. Por eso, a principios del curso tramé un ardid para que me enviaran a casa, aunque tan solo fuera por unos días. Mi idea consistía en simular un ataque fulminante de apendicitis. Cuando llamé a la puerta color castaño, ni siquiera sentía el terror que la celadora solía inspirarme. 

–¡Adelante! –tronó su voz. 

Entré agarrándome con las manos la parte derecha del vientre y tambaleándome. 

–¿Qué te ocurre? –gritó la celadora. 

–Me duele, señora celadora –gemí–. ¡Me duele muchísimo! ¡Aquí, aquí! 

–¡Has zampado demasiado! –ladró ella–. Cómo quieres que no te duela si estás todo el santo día comiendo bizcocho con pasas. 

–Ya hace días que no como –mentí–. ¡No puedo comer, señora celadora! ¡No tengo ganas! 

–Échate en la cama y bájate los pantalones. Me tendí en la cama y se puso a palparme violentamente la barriga. Yo la observaba con atención y, cuando tocó donde me figuraba que estaba el apéndice, solté un alarido. 

–¡Ay, ay, aaayyy! –grité–. ¡No, señora celadora, no, ahí no! Me he pasado la mañana devolviendo –gemí–, ¡y ahora ya no me queda nada que devolver, pero me siguen dando arcadas! 
Acerté de lleno. La vi titubear. 

–No te muevas de ahí –dijo, y salió a toda prisa. Al cabo de una hora llegó el médico y repitió los mismos tanteos y exploraciones dactilares de mi barriga y yo volví a soltar los alaridos oportunos cada vez que me parecía que tocaba en el sitio pertinente. Luego me puso un termómetro en la boca. 

–Hum –murmuró–, la temperatura es normal. Vamos a explorar el vientre de nuevo. 
–¡Aaaaayyyy! –chillé cuando tocó el punto vital. El médico salió con la celadora. Esta volvió media hora después y dijo: 

–El director ha telefoneado a tu casa y tu madre viene por ti esta tarde. 

No le contesté. Seguí allí tendido, sin más, procurando aparentar que estaba muy malo, pero el corazón me cantaba en el pecho toda suerte de cánticos prodigiosos de loor y de júbilo. 

Así pues, me llevaron a casa y tan dichoso me sentía de alejarme de aquel horrendo edificio de la escuela que por poco se me olvida mi papel de supuesto enfermo. Esa tarde me reconoció el doctor Dunbar en su consulta e intenté una vez más los mismos trucos. Pero el doctor Dunbar era mucho más competente y avisado que la celadora y que el médico del colegio. Después de haberme palpado el vientre y haber yo lanzado mis alaridos de rigor, me dijo: 

–Ahora vístete y siéntate en esa silla. 

Se sentó él a su vez detrás de su mesa escritorio y clavó en mí una mirada penetrante, aunque no severa ni hostil. 

–Estás fingiendo, ¿verdad? –dijo. 

–¿Cómo lo sabe? –espeté. 

–Porque tienes el vientre blando y perfectamente normal –repuso–. Si hubieras tenido una inflamación ahí abajo, habrías tenido el vientre duro y rígido. Es fácil de averiguar. 

Guardé silencio. 

–Supongo que tienes morriña –añadió él. 

Asentí compungido. 

–Todo el mundo la siente al principio –dijo–. Debes echarla fuera. 

–¿Qué va usted a decir a los del colegio? –le pregunté, temblando. 

–Diré que tenías una infección de vientre grave que yo estoy tratando con píldoras –contestó sonriendo–. 0 sea, que vas a quedarte en casa tres días más. Pero prométeme que no volverás a intentar nunca nada de esto. Ya tiene tu madre bastantes problemas y fatigas para, encima, tener que ir a buscarte al colegio. 

–Le prometo que nunca lo volveré a hacer –dije.  


Y aquí van las preguntas de comprensión. Responded en la sección "Comentarios".

8 comentarios:

  1. 1 cuando le dijo el médico que se tenía que quedar 3 días sin colegio,
    En el empieza y acaba en la consulta del medico
    2. El alumno, porque no le gustaba estudiar
    3. Por que no le dejaba tocarle en la barriga, por que la maestra era muy mala y no le eria que le castigase

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    1. Humm... La respuesta 2 está bien, así como la segunda parte de la primera. Las demás, no. Inténtalo de nuevo, porfa.

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  2. 1-
    - A la celadora.
    - Cuando le dijo el médico que se tenía que quedar tres días sin colegio.
    - Empieza en el colegio y acaba en la consulta.
    2-
    - Un alumno.
    - Porque no le gustaba estudiar.
    3-
    - Porque no le dejaba tocarle la barriga.
    - Porque la maestra era muy mala y no le quería que le castigase.

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    1. El tres no está bien. Inténtalo de nuevo, porfa. Piensa bien en las respuestas.

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  3. 1.
    . A la celadora.
    . Cuando le dijo el médico que se tenia quedar algunos días sin colegio.
    . Empieza en el colegio y acaba en el médico.

    2.
    . Un alumno.
    . Porque no le gustaba estudiar ni hacer los deberes.

    3.

    . porque no se dejaba tocar la barriga.
    . porque la maestra era muy mala. Y no le quería que le castigase.

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  4. 1.
    A la celadora.
    -Cuando le dijo el médico que se tenía que quedar sin colegio.
    -Empieza en el colegio y acabo en el médico.
    2.
    -Un alumno.
    -Porque no le gustaba estudiar ni hacer los deberes.
    3.
    -Porque no se dejaba tocar la barriga.
    -Porque la maestra era muy mala. Y no quería que le castigase.

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  5. Respuesta a todos: Veo que la pregunta 3 se os atraviesa. La razón por la que el primer médico no supo identificar la mentira es porque estaba menos preparado que el segundo. Lo explica en el texto: "Porque tienes el vientre blando y perfectamente normal –repuso–. Si hubieras tenido una inflamación ahí abajo, habrías tenido el vientre duro y rígido. Es fácil de averiguar". El primer médico no supo eso.

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  6. 1-
    A la celadora.
    Cuando el doctor le dijo que se tenia que quedar en casa durante tres días.
    Empieza en el colegio y acaba en el médico.
    2-
    Un alumno.
    Porque no le gustaba estudiar.
    3-
    Porque estaba menos preparado.
    Porque la maestra era muy mala y no quería que la castigase.
    Soy Alexandra.

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