Carlos II. Parte II. Fin de la casa de Austria.

En la primera entrega de Carlos II (Carlos II, parte I) os expliqué que este rey estaba enfermo, y que no pudo hacerse cargo del gobierno de España. Valga como ejemplo esta descripción de un embajador italiano:

Carlos II.

"El rey es más bien bajo que alto, no mal formado, feo de rostro; tiene el cuello largo, la cara larga y como encorvada hacia arriba; el labio inferior típico de los Austria; ojos no muy grandes, de color azul turquesa y cutis fino y delicado. El cabello es rubio y largo, y lo lleva peinado para atrás, de modo que las orejas quedan al descubierto. No puede enderezar su cuerpo sino cuando camina, a menos de arrimarse a una pared, una mesa u otra cosa. Su cuerpo es tan débil como su mente. De vez en cuando da señales de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero no ahora; por lo común tiene un aspecto lento e indiferente, torpe e indolente, pareciendo estupefacto. Se puede hacer con él lo que se desee, pues carece de voluntad propia"


Por todo lo referido durante su reinado siempre hubo alguien al cargo de todo. Primero su madre, Mariana de Austria; Luego su medio hermano, Juan José de Austria (el hijo de María Calderón y de su padre Felipe IV); más tarde el duque de Medinaceli; y así, una larga lista de personas que desempeñaron las funciones de gobierno.

Moneda de oro de Carlos II.

Durante el reinado de Carlos II la economía española se recuperó bastante. Si recordáis, hasta este momento os he contado que España anduvo casi siempre metida en conflictos que se llevaban todo el oro y la plata de América. Pues bien; durante los años en los que Carlos II reinó esas guerras se acabaron. Y claro, ello implicó que toda aquella riqueza pudiera emplearse en mejorar el país: empedrado de calles, bajadas de impuestos, refuerzo de fortificaciones en ciudades costeras, etc.

Año 1700. Carlos II muere. Debido a sus enfermedades, no pudo engendrar ni un solo hijo. Os dejo aquí un extracto del informe de su autopsia:


 "No tenía el cadáver ni una gota de sangre; el corazón apareció del tamaño de un grano de pimienta; los pulmones, corroídos; los intestinos, putrefactos y gangrenados; un solo testículo, negro como el carbón, y la cabeza llena de agua"

Había que buscar un rey para España. Y claro, como había muchos interesados en el prestigioso y poderoso trono de España, pues la guerra estaba servida.