Francisco Pizarro. La conquista del imperio Inca.

Francisco Pizarro.

Cuando Hernán Cortés acabó la conquista del imperio azteca, la cosa no se paró ahí. A oídos de los españoles llegó que más al sur había otro imperio, aún más rico en oro y plata, llamado "Imperio Inca". Decían que sus gobernantes se bañaban en polvo de oro; que las calles estaban empedradas de plata; que sus palacios eran grandes y lujosos, construidos con piedras del tamaño de carros...

Francisco Pizarro había nacido en Trujillo en 1478. Tras formarse como soldado se embarcó para América con la idea de hacerse rico. Por allí anduvo, sin mucha fortuna, hasta que juntó dinero suficiente para organizar una expedición. Su idea era bien sencilla: viajar al sur y triunfar como ya lo había hecho antes Hernán Cortés.

Partió en 1524, y estuvo dos años viajando por selvas, por la zona donde hoy se encuentran los países de Panamá, Honduras, Costa Rica o Ecuador, sin conseguir riqueza alguna. La expedición sufrió hambre, ataques de indios, enfermedades tropicales, tormentas y lluvias incesantes... Para 1526 los hombres de Pizarro estaban ya cansados, y decidieron que no querían seguir. Entonces Pizarro hizo lo siguiente:

Selva de América Central.

Efectivamente: Pizarro trazó una línea con su espada y vino a decir a sus soldados que quien no arriesga no gana. Solo 13 le acompañaron. Los 13 de la fama. Con estos hombres Pizarro siguió explorando, y pudo ver con sus propios ojos que los rumores eran ciertos: conoció a los incas, y pudo ver la gran cantidad de oro que poseían. Sin embargo, solo con 13 soldados la conquista era imposible. De manera que decidió regresar a Panamá para reclutar más hombres. En 1529 Pizarro regresó a España para entrevistarse con la emperatriz Isabel (esposa de Carlos I y madre de Felipe II). Tras informarla de todo, ésta accedió a nombrarle gobernador y capitán general de todo lo que fuera capaz de conquistar.

Restos Incas.

Conquista del imperio Inca.

Pizarro regresa a América, y ya con el permiso de la emperatriz, inicia la conquista. Recluta a 180 hombres y compra cañones y caballos. Viaja hacia el sur y empieza a conseguir grandes riquezas. La noticia llega a Panamá, y otros muchos aventureros, enterados del éxito de Pizarro, deciden viajar hacia el sur para unirse a la expedición.


¿Quiénes eran los incas?

Atahualpa.

Eran un imperio parecido al Azteca. Cuando Pizarro llegó (1530) los incas estaba en guerra. Dos hermanos (Atahualpa y Huáscar) se peleaban por el poder. Y Pizarro vio claramente que podía aprovechar la situación de lucha interna para derrotarles a los dos. Hubo un montón de tejemanejes, disputas y conspiraciones. Atahualpa y Huáscar acabaron los dos muertos; y Pizarro terminó haciéndose con el control del imperio Inca.

Luchas entre Pizarro y sus hombres. Muerte de Pizarro.

Pizarro era un tipo avaricioso. Y sus hombres, también. La codicia les había movido a hacer todo lo que hicieron: exploración, conquista, oro, esclavos, poder, riquezas, traiciones... Hacia el año 1536 las disputas cobraron peso: que si ese trozo de tierra me corresponde a mí; que si esas minas de plata son para mi familia; que si tal, que si cuál. Todo se precipitó, y estalló una guerra entre los españoles. El momento culmen fue cuando los enemigos de Pizarro, capitaneados por Juan de Rada, asaltaron el palacio de Pizarro. Pizarro los recibió con la espada, y tuvo lugar una lucha que el historiador José Antonio del Busto cuenta así de bien:

"Los asesinos, a cuyo frente venía Juan de Rada, subieron la escalera y hallaron en su puerta abierta a Francisco de Chaves, quien tenía la orden de mantenerla cerrada. Suprimiendo todo diálogo, lo mataron de una estocada y penetraron al comedor. El viejo Marqués (Pizarro), que por terminar de abrocharse las coracinas había tornado a su dormitorio, salió al encuentro de los intrusos con la espada desenvainada, reuniéndose con sus cuatro leales compañeros y dirigiéndose de modo particular a su hermano para decirle: ¡A ellos, hermano, que nosotros nos bastamos para estos traidores! Los doce almagristas se limitaron a mantenerse en guardia, gritándole con ira y odio: ¡Traidor!

La lucha se entabló sin ninguna ventaja para los de Chile. Al tiempo que luchaba, Pizarro enrostraba a sus atacantes. Había tomado el primer puesto en la pelea y tanto era su brío que no había adversario que se atreviera a propasar la puerta. En eso cayó Francisco Martín con una estocada en el pecho, también los dos pajes y Gómez de Luna. Solo se puso entonces a defender el umbral, desesperando a sus contrincantes que, acobardados, pedían lanzas para matarlo de lejos. No se retrajo por ello el Marqués, antes bien, pretendiendo desanimar a sus enemigos, siguió combatiendo con más intensidad que antes. Tan animoso se mostró, que Juan de Rada entendió que así no lo vencerían nunca y, recurriendo a un ardid traicionero, tomó a uno de los suyos apellidado Narváez y lo empujó hacia Pizarro; el Marqués lo recibió con su espada, pero el peso del cuerpo lo hizo retroceder, aprovechando entonces los almagristas para penetrar el umbral a la carrera y rodearlo. Pizarro continuó la lucha, ya no atacaba, se defendía. El anillo de asesinos giró con frenesí de odio, luego se cerró con intención de muerte. Cuando el anillo se abrió, el Marqués estaba lleno de heridas, una de ellas en el cuello. Pizarro, caído sobre el brazo derecho, tenía el codo lastimado; sus ropas estaban manchadas de sangre, ésta le emanaba a borbotones, pero sin mostrar flaqueza ni falta de ánimo, trató de levantarse para seguir luchando. Sin embargo, las fuerzas no le ayudaron y, todavía consciente, se desplomó sobre el piso ensangrentado.

Sintiendo las ansias de la muerte, se llevó la mano diestra a la garganta y, mojando sus dedos en la sangre, hizo la cruz con ellos; luego balbuceó el nombre de Cristo e inclinó la cabeza para darle un beso a la cruz... Entonces uno de los asesinos le dio una estocada en el cuello, otro quiso ultimarlo y, tomando una alcarraza, se la quebró en el rostro. El Marqués se desplomó pesadamente y quedó quieto en el suelo. Así, mientras los asesinos salían gritando: ¡Viva el Rey, muerto el tirano!, y los rezagados bajaban fatigados la escalera comentando ¡cómo era valiente hombre el marqués!, arriba —con el rostro hundido en su sangre guerrera— yacía el Conquistador del Perú.

Pizarro murió aquel 26 de junio del año 1541. Tenía 63 años. Fue enterrado en la Catedral de Lima, donde aún hoy permanecen sus restos.

Os dejo un capítulo de una de mis series favoritas de cuando yo era chico. En él se cuenta la vida de Pizarro y la conquista del imperio inca de una forma amena y divertida:

Y aquí un poco más de información, por si a alguien le interesa profundizar en el tema:

Pizarro. Información extra.

PREGUNTAS:

1. ¿Cuál era el objetivo de Pizarro y de en general todos los conquistadores?
2. Enumera alguno de los problemas a los que se enfrentaban los conquistadores españoles en la selva.
3. ¿Quiénes fueron los 13 de la fama?
4. ¿Quiénes eran los incas?
5. ¿Qué circunstancias entre Atahualpa y Huáscar jugaron en favor de Pizarro?
6. Investigación. Los españoles conquistaron todo el imperio inca, saqueando sus ciudades y arrasando la mayoría de sus edificios. Sin embargo hay una ciudad que no destruyeron, quizá porque jamás pudieron encontrarla. Una ciudad inaccesible en lo alto de las montañas. Una ciudad cuyos muros están hechos de gigantescas piedras. Averigua el nombre de esa mítica ciudad inca.